Definición de la Inteligencia Naturalista
En 1995, Howard Gardner
expandió su lista original de siete Inteligencias al agregar una octava: la
Inteligencia Naturalista.
En un principio, Gardner había incluido dicha
inteligencia como parte de las inteligencias lógico-matemático y
visual-espacial. No obstante, basándose en los criterios que había establecido
para identificar una inteligencia, habilidades y operaciones específicas,
historia evolutiva, sistema simbólico, secuencias de desarrollo e individuos
que se destacan en ellas o que son notablemente deficientes en tales
capacidades, Gardner formulo la hipótesis de que la inteligencia naturalista
merecía reconocimientos como inteligencia independiente.
Las capacidades de
naturalista se describen como las de alguien “competente para reconocer flora y
fauna, para establecer distinciones trascendentes en el mundo natural y para
utilizar productivamente sus habilidades (en actividades de caza, granja o
ciencias biológicas)”. Más aun, los
naturalistas suelen ser hábiles para identificar a los miembros de un grupo o
especie, reconocer la existencia de otras especies, y de percibir las relaciones que existen entre varias especies.
Todos nosotros aplicamos las habilidades de la inteligencia naturalista cuando
reconocemos personas, plantas, animales y otros elementos de nuestro entorno.
La interacción con el medio físico nos permite
desarrollar un sentido de causa-efecto y reconocer modelos predecibles de
interacción y comportamiento, como los cambios climáticos que se producen con
el transcurso de las estaciones del año y su influencia sobre las plantas y
animales por medio de las habilidades perceptuales naturalistas, comparamos
datos, clasificamos características, extraemos significados y formulamos y
ponemos a prueba hipótesis.
Gardner postula que la inteligencia naturalista tiene su
origen en las necesidades de los primeros seres humanos, cuya supervivencia
dependía del reconocimiento de especies útiles o perjudiciales, de las
condiciones climáticas y de los recursos alimentarios disponibles. No obstante,
en los albores del siglo XXI, el entorno de muchos de nuestros difiere en gran
medida del que existía hace mil o inclusive cien años. Muy pocas personas
tienen posibilidades de acceder a grandes extensiones inexploradas de tierra
poblada por diversas especies de flora y fauna.
La inteligencia
naturalista se pone de manifiesto en muchas áreas de investigación científica.
Como la biología, la botánica, la zoología o la entomología, las cuales están
dedicadas a esta inteligencia en su totalidad, encargándose de investigar los
orígenes, el desarrollo y la estructura de organismos vivientes.
Las habilidades naturalistas se extienden más allá de las
taxonomías para incluir la capacidad de trabajar eficazmente con diversas
plantas y animales y quizá para discernir patrones en toda área de actividad
humana. Gardner especula que la actividad artística y las prácticas
espirituales que comprenden aspectos del mundo natural exhiben las habilidades
perceptuales del naturalista. También se pregunta si acaso su propia
elaboración de la teoría de las inteligencias múltiples no habrá surgido como
consecuencia de la aplicación de las capacidades naturalistas para distinguir y
clasificar patrones como lo hace el cazador, el granjero, el jardinero y el
cocinero. Reconociendo las especies útiles y perjudiciales o para clasificar
sus propiedades y usos.
Características
Algunas personas son
naturalistas natos dispuestos a explorar el mundo por medio de los sentidos.
Cuando se pone en práctica las facultades inherentes al cuerpo y mente humana,
experimentamos el entorno por medio de la percepción sensorial, la observación
activa y la reflexión y cuestionamiento de nuestras percepciones. Gardner sostiene que las
capacidades esenciales de esta inteligencia incluyen la observación, reflexión,
establecimiento de conexiones, clasificación, integración y comunicación de
percepciones acerca del mundo natural y humano.
El
campo de influencia de esta inteligencia es muy amplio y no es posible
circunscribirlo a un rango estrecho de expresiones, pero es probable que los
niños y los adultos que tengan especialmente desarrollada este tipo de
inteligencia, independientemente del campo donde lo apliquen, presenten las
siguientes características:
- • Exploran ámbitos humanos de la cultura, la ciencia y el mundo de la naturaleza con interés y entusiasmo.
- • Aprovechan oportunidades para observar, identificar, interactuar con objetos, plantas o animales y para encargarse de su cuidado.
- • Establecen categorías o clasifican objetos según sus características.
- • Manifiestan deseos de entender “cómo funcionan las cosas”.
- • Reconocen patrones de semejanza o diferencia entre miembros de una misma especie o clases de objetos.
- • Abordan el aprendizaje acerca de los ciclos vitales de la flora o fauna y las etapas de producción de objetos fabricados por el hombre.
- • Se interesan por la manera en que cambian y evolucionan los sistemas.
- • Demuestran interés por las relaciones que se establecen entre las especies y/o la interdependencia de los sistemas naturales y humanos.
- • Tienen interés en utilizar herramientas de observación como: microscopios, binoculares, telescopios, cuadernos de notas o computadoras para estudiar organismos o sistemas.
- • Demuestran interés por las carreras de biología, ecología, medicina, química, zoología, ingeniería forestal o botánica, entre otras.
- • Desarrollan nuevas clasificaciones y teorías acerca de los ciclos vitales o que revelen nuevos patrones e interconexiones entre objetos y sistemas.
Como Abordar el
Proceso de Aprendizaje
Las
actividades naturistas son muy útiles para niños y jóvenes en todas las
materias y en la expansión del pensamiento. Entre las principales estrategias
que pueden establecerse están:
Hacer una
pregunta básica “¿Por qué este objeto es cómo es?”, es una pregunta que induce
a los chicos a buscar sus propios significados e iniciarse en el mundo de la
investigación.
Todas los
ejercicios que lleven a una educación ambiental, por lo que todo lo que se haga
para mantenerlos en contacto con la naturaleza y descubrir y redescubrir sus
misterios, aboga en pro de esta inteligencia estimulando el entusiasmo y el
misterio que experimentan los niños cuando exploran su mundo. Pueden
explorar tanto en su hogar como en la escuela, el jardín o el parque cercano,
todo a su alrededor puede ser considerado un enorme museo y se debe inculcar el
ser coleccionistas, de hojas, insectos, piedras, estampillas, monedas.
Mediante la
actividad de coleccionar los niños y jóvenes ponen en práctica muchas
habilidades puesto que observan, reconocen y procesan la información,
clasifican, organizan y buscan en los libros datos acerca de los objetos de su
colección, independientemente de que tipo de objetos se trate.
Fomentando la
observación. En este aspecto la niñez y juventud actuales son capaces de
percibir muchos más datos del entorno informático que un adulto cuando ambos
compiten en los videojuegos, pero es necesario fomentarles estas destrezas al
estar en contacto con el mundo real.
Decía Ezra
Pound que la genialidad es “la capacidad para ver diez cosas en el lugar donde
el hombre común sólo ve una”. Esta frase puede ayudar mucho para jugar con los
niños y jóvenes a redescubrir su medio ambiente, observar su entorno y verlo de
nuevo. Y esto puede reforzarse utilizando en ocasiones la vista o por el
contrario vendando los ojos y estimulando el oído, el tacto, el olfato y el
gusto prescindiendo de la vista, fomentando las sensaciones perceptuales y
ayudando a concentrarse en detalles que normalmente pasan inadvertidos.
Las caminatas
a ciegas pueden hacerse en el jardín, en el patio, en el parque o en un día de
campo, y comentar luego las sensaciones.
Identificar
objetos que previamente se introdujeron en una bolsa, es un ejercicio que
estimula el sentido del tacto, pero también la elaboración de preguntas
encaminadas a adivinar de qué objetos se trata, ya que con esto se estimulan
habilidades del pensamiento como: clasificación, inferencias y formulación de
hipótesis, entre otras.
Observar con
una lupa o papeles de colores, dibujar directamente un objeto como una forma de
observación atenta, ver en qué se parecen y en que se diferencian dos animales
o dos paisajes, adoptar un árbol, sembrar algunas semillas y muchas de las
tareas escolares en las áreas de geografía y ciencias naturales, son buenos
pretextos para inducir el gusto por la investigación.
Visitas a sitios de interés, ya sea por Internet o en una ciudad o un pueblo. Se pueden realizar visitas a acuarios, jardines botánicos, viveros, museos, zoológicos, procurando que el niño explore libremente y dé rienda suelta a su fascinación.
Parece pedagógicamente poco
significativo, pero es importante que la escuela transforme una simple lluvia o
una ventana en una aventura de prospección en el patio de la institución o sus
alrededores, un paseo hasta el jardín botánico, la plaza pública o el bosque puede
transformarse de modo enriquecedor en un descubrimiento de huellas de animales,
una simple grabadora llevada a esos ambientes puede trazar el paseo en el aula
de clase. Mediante estas propuestas se comprende que el estímulo de la
inteligencia naturalista está relacionado con el ejercicio cenestésico corporal
e interactúa con la sensibilidad olfativa y auditiva y con el uso de múltiples
habilidades operatorias. El niño, al descubrir el mundo maravilloso de la
naturaleza, acaba por comparar, relacionar, deducir, clasificar, analizar y
sintetizar. Es esencial que el profesor sepa llevarle a elaborar esa
identificación y a diferenciarla en relatos verbales.
Para obtener
información concerniente a la Inteligencia Intrapersonal visita el siguiente
Blogger en el cual encontraras lo que estás buscando:
Referencias
Inteligencias Múltiples: Inteligencia
Naturalista Módulo III, http://www.dhi.mx/Archivos/IM/MIII/S1/INT/AMIII.pdf
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